Trabajo como enfermera profesora Voluntaria y jubilada de Roma en la clínica Cáritas de la diócesis de Roma en la estación Termini, con pacientes sin domicilio fijo y sin permiso de estancia.
Durante este largo período de pandemia, todos los hospitales y unidades de cuidados intensivos de Roma están llenos de pacientes con Covid…nosotros también en nuestra Clínica en la estación Termini. Mucha HUMANIDAD ENFERMA Y RECHAZADA llega (como le dice a menudo el Papa Francisco) CON LOS SÍNTOMAS DE LA COVID 19.
Adoptando todas las medidas de seguridad de la ley y con el método de CLASIFICACIÓN, hemos podido cuidar en este período a muchos extranjeros y personas sin techo, que están enfermas y que mueren incluso a veces, en la calle.
Claro, cada vez que yo entro en la clínica, me recomiendo a Dios. Hasta ahora, gracias a SU PROVIDENCIA, me ha protegido y me ha dado la oportunidad de realizar este servicio CON LOS ÚLTIMOS.
Siento que cumplo con mi vocación de Oblata consagrada ante todo y por medio de una de las actitudes de nuestra espiritualidad: «SER DE SERVICIO». «POR AMOR, LA OBLATA ESCOGE VOLVERSE UN SER DE SERVICIO, ORIENTANDO SU VIDA HACIA EL SERVICIO DE LOS DEMÁS EN UN ESPÍRITU DE GRATUIDAD». (Constituciones 1.30)
Me recuerdo siempre que el Padre Parent nos decía a menudo: «La oblata no se retira jamás, sino que vive siempre SU MISIÓN hasta el final de su vida».
Linda Lando