Desde el principio de la fundación del Instituto secular Las Oblatas Misioneras de María Inmaculada, María se convirtió en un modelo para la oblata, una fuente de la que puede sacar fuerza para vivir la Voluntad del Padre y cumplir su misión en el corazón del mundo con un espíritu de servicio, caridad y fraternidad.
La oblata es una laica consagrada que inspirada por el ejemplo de María, está destinada a servir en pleno mundo a la manera del mundo como la levadura en la masa.
Consciente de los valores espirituales recibidos en el bautismo, tiene ánimo para seguir a Jesús paso a paso en su recorrido evangélico.
Después de haber recibido la visita del ángel y aceptado la voluntad del Padre, María partió a toda prisa para prestar servicio a Isabel. Y es con este mismo espíritu que la oblata presta servicio estando atenta a la presencia de Dios, cultivando una mirada cariñosa sobre sí misma y los demás, acogiendo positivamente los acontecimientos y esforzándose por construir la paz.
Como María guardaba todo en su corazón, la oblata necesita encontrar su fuerza en la Eucaristía y en los momentos de oración donde se pone a la escucha de la Voluntad del Padre.
Por su consagración, la oblata es una contemplativa activa que lleva Dios al corazón del mundo, que interviene ante María para hablar con Dios de este mundo en el cual vive, en particular por el rezo del rosario.
En los momentos de sufrimiento sicológico y físico, la oblata contempla a María que ha permanecido de pie al pie de la cruz guardando esperanza por días mejores.
Como María, recuerda la enseñanza de Jesús: basta al día su afán, el día de mañana se cuidará de sí mismo, siendo consciente de que le es dada la gracia del momento presente.
Las Constituciones (regla de vida) son una mano de la Virgen que dirige a la oblata concienzuda en la intimidad del hogar de Nazaret, donde la secularidad fue vivida sin negligencia, con una máxima concentración en Dios y una apertura del corazón al mundo contemporáneo tal como es.
Cada oblata tiene el deber de reproducir en su vida a Cristo mismo bajo la moción del Espíritu
Santo, bajo la mirada del Padre tratando de vivir las actitudes de María, su madre, su guía, su modelo.
Referencia: Padre Louis-Marie Parent, o.m.i., fundador.
Paulette Chénard