1. Hacerse una imagen real de sí.
¿Entonces, quién no es vulnerable, quién no se siente fracasado oyendo sobre su persona, maledicencias, calumnias, sarcasmo? Se es sensible a todo el bien que se dice de sí mismo, no lo creemos siempre, pero nos convencemos que los que hablan bien de los demás son amables, gentiles y corteses. Nos detenemos más sobre la actitud que tienen hacia nosotros que sobre las verdades que revelan de nosotros mismos.
Para evolucionar, es necesario hacer el inventario de nuestras posibilidades desarrollando nuestra capacidad de concentración sobre nosotros mismos y aceptando la ayuda de los demás que es indispensable para llegar a un conocimiento satisfactorio de nosotros mismos.
Es bueno volver a vivir las horas maravillosas de la infancia, encontrar de nuevo en el fondo de su subconsciente las palabras amables que no podemos olvidar, los gestos amistosos, las marcas de confianza, la libertad que nos habían dejado nuestros padres.
Los demás pueden indicarnos nuestros valores positivos pero nos toca a nosotros mismos cultivarlos.
Felices son los que se levantan por la mañana con el corazón lleno de alegría, la cara rebosante de sonrisas.
Extracto de la Colección Voluntarios de Dios, «Cómo liberarse de sus miedos».
Por Padre Louis-Marie Parent, o.m.i.
Leer: ¿Cómo liberarse de sus miedos? (2)
Foto: Engin Akyurt de Pixabay