Con mucha alegría reuní a nuestro equipo de los Voluntarios de Dios en un picnic donde cada una traía su comida y donde todas respetaron las distancias personales permitidas. Fue un magnífico encuentro para compartir acerca de nuestra vivencia desde la COVID-19.
Algunas se comprometieron a entrar en contacto por teléfono con 2 o 3 personas cada día, otras con sus esposos vivieron este tiempo en la tranquilidad o brindando servicio a los hijos, otras visitando virtualmente a las familias por Face time o Messenger. Una de nosotras debió trabajar en la parroquia de vez en cuando. Cada una apreció la ayuda recibida de amigas o vecinos más jóvenes para hacer sus compras. Gestos inolvidables de solidaridad que fueron hechos.
Nos hemos dado cuenta que podemos vivir con menos cosas, sencillamente y aspirar a lo esencial tomando conciencia al mismo tiempo de la importancia de nuestra espiritualidad durante esos momentos de nuestra existencia.
Cada una se daba cuenta de cuánto nuestros encuentros eran importantes puesto que habían sido sacrificados dada la situación. Era más esencial apoyarnos y cultivar nuestras relaciones.
Antes de terminar, quiero agradecer al Señor por cada una porque es testigo en su medio:
Aline B. / Jacqueline C. / Françine M. / Ghyslaine L / Jocelyne B. / Louise F. / Marie-Jeanne F. / Jacqueline B.
Paulette Chénard, resp. del equipo de los Voluntarios de Drummondville, Canadá.