Domingo, 31 Mayo 2020 00:01

Cien años, se festejan…

cecilecote feteAquí esta un acontecimiento vivido en nuestra región América del Norte/Este : los cien años de Cécile Côté.

Cien años, se festejan…
Festear el céntimo año de una de nuestras pioneras en el Instituto secular, Las Misioneas Oblatas de María Inmaculada, fue una gran alegría para su familia, las oblatas, las Augustinas, los empleados y el Padre Julien Campagnat, un gran amigo de la familia. En efecto, su sobrina Louisa y su esposo Remi Piché nos reunieron para celebrar este gran acontecimiento, el 11 de Enero 2020, seis días después de su aniversario de nacimiento.

Al Monasterio de las Hermanas Augustinas, donde vive Cécile, fuimos acogidos por los miembros de la familia y también con la hija de Louisa, Megan y su hijita Mia, felices de conducirnos a la sala Frontenac y ver a nuestras necesidades.
En una gran sencillez, expresamos cómo Cécile es querida de todos nosotros y en todos los medios donde cumplió su misión. Eramos unánimos describir su amor incondicional, su competencia como enfermera (Los Madelinots la llamaban su médico), su alegría, su tenacidad, su oración suplicante, su confianza y su paz que nos manifestaba.

Cécile fue muy honrada con la presencia de Denise Desrochers, nuestra presidenta. Como siempre sabe hacerlo con brillo y sencillamente, expresó sus calurosos votos a nuestra festejada. Insistió particularmente sobre su atrevida fe y su gran disponibilidad, siendo una de las fundadoras eméritas de nuestro Instituto, una misionera con corazón de fuego.

Las personas que la conocieron bien podían relatar unos hechos o hablar de sus compromisos.

Su sobrina Louisa que organizó la fiesta, nos menciona su cariño a su tía : He tenido el privilegio de hacer camino con tía Cécile durante sus años a Neuville y Santo-Augustino-de-Desmaures, en compañía de su hermano Emilio, pero sobre todo entre dos viajes al exterior, cuando hacía escala para descansar y volver a ver a su familia tan amada. Guardo recuerdos maravillosos de eso.

Desde mi juventud, me inspiró con su dedicación, su tenacidad, su capacidad a aprender y ajustarse. Supó adaptarse a un mundo en cambio perpetuo, siempre actual y hasta vanguardista. Iba adelante con audacia.
Sus estudios como profesora y enfermera hicieron de ella una persona con muchas aptitudes capaz de afrontar lo peor y apreciar lo mejor.

Creció en una familia de agricultores de 14 hijos con los padres y abuelos, la proximidad, el compartir y la ayuda mutua hacían parte de su ADN.

Lo que ella cumplió durante un siglo de vida es impresionante. Trabajó con los más pobres en condiciones a veces difíciles. Nos relataba su vida misionaria con el ardor de una persona comprometida y feliz. Estaba en su puesto.
Dejó sus huellas sobre las calles del mundo y en el recuerdo de los que ella encontró.

cecilecote et compagnesCelebremos los cien años de la mujer que fue y que todavía es, en su cabeza y su corazón, y quedará siempre en nuestra cabeza y nuestro corazón.

Una de sus compañeras, Martine Poulin expresa el agradecimiento de los Haitianos respeto a ella.

Conocí a Cécile sobre todo por el testimonio de otras personas sencillas. En 1956, Cécile se comprometió como misionera a Haïti. En Octubre, llegó a Tiburon, (pequeña ciudad a la punta de la Isla); era la primera enfermera a trabajar en este dispensario.

Diez años mas tarde, me toca llegar a Tiburon. La gente se acuerda de la Señora Cécile y preguntan por ella. Aquí unos comentarios que escucho : era muy competente, sabia cómo cuidar a los enfermos y además, su oración era muy fuerte. Gracias a sus oraciones, ella podía sanar unas enfermedades que no se curaban con medicamentos. (Según una creencia popular, esas enfermedades son debidas a malas maldiciones).

Que bello testimonio y a menudo lo escuché. Esas gentes habían detectado en ella una fuerza espiritual. En 2010, después del terremoto, he visitado Tiburon y otra vez en este momento, las personas que la habían conocido pedían noticias de la Sra Cécile. Te felicito Cécile, fuistes un real testigo. Gracias.

Con alegría, seguimos la fiesta compartiendo una merienda. Un pastel de cumpleaños expresaba nuestro motivo del encuentro. De un solo corazón, reunidos alrededor de la festejada, mirando la alegría de Cécile soplando sus candelas y aún se nos olvidó tomar foto.

Después, felicité a su sobrina Louisa por el éxito de esta gran fiesta, me escribió : « Una fiesta es un éxito solamente cuando se comparte con gente de corazón, tal como ustedes queridas oblatas. Que lindo grupo eramos! »

Gracias a las Hermanas Augustinas que nos facilitaron esta fiesta en su residencia participando también con nosotras. Gracias a Remi Piché quien, por sus numerosas fotos, podemos seguir compartiendo la alegría de este encuentro. A Louisa y su familia que supieron comunicarnos la alegría de la presencia de Cécile en la gran familia Côté. Fue una fiesta para todos los participantes.

Testimonios recogidos por Raymonde H.