2. Descubrir sus tendencias
Para precisar quién soy yo, me hago unas preguntas. ¿Soy perfeccionista? ¿Un súper activo?
Si soy perfeccionista, tendré dificultad en utilizar bien mi tiempo y desarrollaré en mí una clase de miedo a no tener éxito, un temor a estar muy lento y de no contestar a lo que los otros esperan de mí. […]
El perfeccionista está más preocupado por poner orden detallando su pensamiento, sus concepciones más que por producir algo concreto. […] Le falta la confianza en sí mismo y en los otros.
[…] El perfeccionista tiende a dejar sus realizaciones para el día siguiente. Quiere estar seguro antes de actuar y no llega a decidirse. Deja escapar muchas oportunidades y llega a ignorar las necesidades de los otros.
¿Soy súper activo? Tengo tantas cosas que hacer, toco a todo, corro todo el día y no tengo nunca algo terminado. Soy nervioso, tenso, brusco. No tomo tiempo para pararme, evaluar mi rendimiento, hacer el inventario de mis recursos. El súper activo toma raramente consejo de los otros. Generalmente, se le tiene miedo, se cree autorizado a exponer sus experiencias, a citarse como modelo. Maneja muchas cosas, desplaza mucha gente, da la impresión de caminar o correr por nada.
[…] Cada uno, siendo diferente de los demás debe aplicarse a administrar su tiempo. Las necesidades cambian con la edad y el temperamento, con las estaciones y los acontecimientos, debemos tener eso en cuenta.
Extracto de la Colección Voluntarios de Dios: “El tiempo… es una riqueza” / Padre Louis-Marie Parent, o.m.i.
El tiempo… es una riqueza (1)
El tiempo… es una riqueza (3)