1. El tiempo, es la vida.
El tiempo es irreversible e irremplazable. Despilfarrar su tiempo, es perder su vida. Controlar el tiempo, es administrar su vida. Controlar el tiempo, es controlarse a sí mismo.
Cuando se habla de utilizar bien su tiempo, no se trata simplemente de cumplir un rendimiento material donde se hacen muchas cosas en un mínimo tiempo. Se trata más bien de descubrir la riqueza del tiempo que corre, pasa y es un instrumento formidable que permite realizar mucho, trabajar con un mínimo de cansancio, hacer más cosas y hacerlas mejores, hacer la vida más interesante.
El tiempo y la motivación caminan juntos. Los dos forman una alianza a la cual deben estar fieles. El tiempo sin motivación positiva es condenado a su pérdida, la motivación sin tener en cuenta el tiempo es un sueño, es ilusión. Cada uno tiene suficiente tiempo a su disposición para realizar sus deseos, concretar sus sueños, planificar su vida.
Muchas personas muy atareadas llegan a realizar lo que desean, porque para ellas, el tiempo, la motivación y la reflexión caminan juntos en un acuerdo amistoso. Nadie tiene más tiempo que su vecino. Cada uno tiene el mismo tiempo a su disposición, veinticuatro horas, un día, un momento presente igual para todos. La única diferencia es la manera de utilizarlo.
Para utilizar bien su tiempo, uno debe conocerse, ser capaz de analizar sus reflejos y descubrir sus tendencias.
Extracto de la Colección Voluntarios de Dios, “El tiempo… es una riqueza” / Padre Louis-Marie Parent o.m.i. (septiembre de 1983)
