Actos de caridad en diversos ambientes
En mi vida, a través de mis compromisos, pongo en práctica actos de caridad en diversos ambientes.
En mi entorno familiar, cuido a mi hermano mayor (80 años) que tiene la enfermedad de Alzheimer. Esto requiere paciencia y escuchar sus necesidades.
Ayudo en mi parroquia porque soy miembro del equipo de Animación Pastoral. Siempre hay mucho que hacer, especialmente en ausencia del sacerdote, puesto que se debe animar las celebraciones litúrgicas.
Como soy costurera, estoy presente según las necesidades, confecciono trajes.
En el Instituto secular de las Oblatas, estoy atenta para dar consejo si llegara el caso.
Rezo por cada miembro de mi familia y los amigos.
Ayudo a jóvenes que tienen necesidades materiales u otros requerimientos.
Cuido a unos niños pequeños de la parroquia y en la familia.
Siempre mantengo una buena relación con los vecinos de otras religiones y con otras personas que encuentro con unos «saludos» o «sonrisas».
Y todo esto me hace muy feliz.
Jeannette Amadis
Atenta a las llamadas de los acontecimientos
Cada día, trato de permanecer atenta a las llamadas de los acontecimientos. Cuando voy a encontrarme con una persona a la Casa de Retiro (Residencia) donde siempre se aprecia mi venida me pregunto : ¿Qué cosita podría llavarle a una señora para complacerla? ¿Frutas, mermelada casera? Ese día, yo habia hecho una sopa de verduras. Yo se le llevé ¡Que alegría recibida! Yo la he colmado con poca cosa… Estar atenta a las personas te abre a ideas y placeres inesperados y compartidos.
También, estoy comprometida en una asociación IDM (Inhumar dignamente nuestros muertos), parar las personas solas, precarias, sin medios financieros. La alcaldia se encarga de cubrir los gastos, informa la presidente de IDM del fallecimiento y ella avisa a los miembros de la asociación. Los que pueden, acompañan al difunto para que no se vaya solo.
Un día, cuando me notificaron un fallecimiento, yo no estaba disponible. Pero después de ver el nombre de la fallecida, fue interpelada porque ella era ayudante-cuidadora en la misma clinica que yo, a veces nos cruzabamos.
Pués, he cambiado mi cita para rendirle un último homenaje. Me entristecío saber que habia fallecido sola, en su casa, sin familia, nadie para acompañarla...Pero doy gracias al Señor porque este mismo día éramos dos miembros de la asociación presentes. Invité a los directores de la funeraria a unirse a nosotros antes del entierro. Así se fue acompanada de la fraternidad humana.
Me resuena a menudo una frase de Benedicto XVI: « Estar en el mundo, con el Corazón de Dios ». Para ello, debemos sacar, lo más posible, el amor en del corazón de Jesús, confiar en las gracias que EL nos da, en toda confianza, sin preocuparnos de nosotros mismos, con todos los obstáculos creados, sin razón, para dejar su Amor actuar a través de nosotros.
Marie Milan
Francia
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