Comprometida en el Instituto secular de las Oblatas Misioneras de María Inmaculada desde hace casi 65 años, me maravillan siempre los mil y un pequeños gestos de CARIDAD vividos a diario en mi nuevo medio de vida muy privilegiado RPA (Residencia de Personas Mayores).
El 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, los textos nos invitaban a vivir una “CARIDAD ALEGRE”. Qué lindo es y lo necesitamos este punto preciso cada día, sobre todo en los días de cielo nublado o de enfermedad.
En nuestra residencia, somos más de 300 personas, doy gracias por las atenciones de los niños, nietos hacia los padres, tías y otros ancianos. Sí, hay una bella presencia, gestos de bondad, compasión, delicadeza, servicios adaptados para todos. Una manera única de florecer los días de sus seres queridos. Sí, es una CARIDAD ALEGRE que se vive frente a mis ojos.
El mismo día, se trataba en la Palabra de Dios de la elección de María sentada a los pies de Jesús, escuchando su palabra mientras que Martha era acaparada por las múltiples ocupaciones del servicio. El comentario del celebrante fue el siguiente, insistiendo sobre la importancia de siempre: “agacharse antes de hacer discursos…”
Yendo a la escuela de la Virgen María de la Visitación, aprendemos a tener más y más un oído atento y un corazón lleno de compasión.
Un bello aprendizaje que vivir diariamente.
Gertrude Garand
Lokia, Trois-Rivières