Vivir el momento presente es el medio más eficaz en este período difícil. Con la ayuda de esta realidad, mi vida durante la pandemia fue impregnada de gestos y de sentimientos de acogida de la voluntad de Dios que han hecho crecer en mí la virtud de paciencia, la capacidad de callarme y de escuchar lo que el Señor sugiere a mi corazón.
Vivir con calma y tranquilidad nuestra espiritualidad era un don no siempre muy apreciado cuando yo estaba comprometida en actividades afuera de la casa.
Quedarme en casa fue más fructuoso porque me ayudó a estar más cerca de mucha gente, primero por la oración y después con la utilización de los medios modernos de comunicación.
Y, vivir en la presencia de Dios a todo momento, no estar siempre lista a criticar el trabajo de los gobiernos, las ineficacias y la incompetencia en la gestión de la pandemia, no quejarse de restricciones, pero aprovechar para poner orden en el corazón y la realidad cotidiana.
Cuando era posible, estaba disponible para rendirme útil en unas actividades y después ser benevolente frente a situaciones difíciles, pensando que hemos hecho todo lo posible para vivir esta realidad de la mejor manera posible y en paz.
Estos son los sentimientos que me ayudan a vivir en el amor, aún durante estos días difíciles.
Maria P.
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