La visita de un miembro del Instituto Secular Las Oblatas Misioneras de María Inmaculada en mi pueblo (Amos) fue el principio de una aventura que sigue todavía.
Desde mis primeros contactos, fui conquistada por la espiritualidad, la libertad de los miembros para escoger sus lugares de trabajo y por la alegría que se despejaba de los equipos. Tuve también la posibilidad de realizar mi sueño de ir a las misiones y vivir muchos años en países extranjeros.
Las razones de agradecer al Señor son innumerables puesto que la misión sigue todavía después de 56 años en el Instituto.
Georgette L.
Photo: Gerd Altmann de Pixabay