He apreciado mi profesión (India)
Mi nombre es Flora Joseph, nacida el 6 de febrero 1944, oblata desde el 15 de agosto 1968. Fui profesora durante 28 años. He apreciado mi profesión por haber transmitido buenos valores a mis estudiantes.
En 1997, fui inspirada por los maravillosos beneficios de las hierbas, después de haberlas aplicado en una uña que se me partió, con buen resultado. Hice búsquedas sobre diversas plantas. También estudié acupuntura y tomé algunos cursos de reflexología, hierbas medicinales y otros. Sentí que Dios quería que yo utilizara estos métodos para aliviar el dolor y aun sanar. Nuestro Instituto me apoyó y me animó en la preparación del Centro de salud “Peace Illam” en Oothu, India.
La acupuntura es una ciencia natural que consiste en hacer una presión en ciertos puntos de las palmas de las manos y bajo los pies. Si alguien me pide enseñarle esta técnica, generosamente lo hago. He recibido gratuitamente, doy gratuitamente. Trato de comunicar un poco de fe a los que me contactan, hablándolos de Jesús. “Crean en Dios... lo que pedirán en la oración... crean que lo recibirán”. (Marcos 11, 23-24)
Los que tienen una enfermedad crónica pueden quedarse unos 10 días en el Centro. Les doy masajes de aceite especial, baños de vapor y alimentos naturales.
Lily Pushpam, una compañera oblata es una ayudante apreciada, se encarga de la dieta y preparamos juntas medicamentos, bálsamos contra el dolor, aceite para artritis, etc. Muchas personas se sienten aliviadas cuando les utilizan.
Además, rezamos y meditamos con los enfermos. Sigo poniéndome al día con libros espirituales, de medicinas y de psicología espiritual.
Durante muchos años, fui responsable de formación de mis compañeras compartiendo mis experiencias lo mejor que he podido.
Doy gracia a Dios y al instituto por la paz, la salud y la felicidad de las que gozo y aprecio en mi vida.
Flora Joseph, India
Hilda ¿Cómo vives tú la caridad en Cuba?
“Yo vivo en un único movimiento el amor a Dios y al próximo”. (Const.1.32)
Tres elementos que no me pueden faltar:
1. Acogida incondicional. Muchas personas con problemas de diferentes tipos llegan a mi puerta. Nadie las recibe. La Magdalena me recuerda: ¡Es el Señor!
2. La escucha. Hay sufrimiento en el pueblo, falta de alimentos, medicamentos, hay familiares en camino hacia otros países. Hablar libera y provoca una mirada nueva sobre la misma realidad.
3. Compartir, el ser y el tener, “No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy”. (Hch 3, 1-7)
Hilda Mateu
Leer:
El rostro universal del instituto (1)
El rostro universal del instituto (2)