Llevo en mi corazón todos los Voluntarios y aprecio mucho su misión.
« Vivir en todo lugar el amor de Cristo en el momento presente ».
Ustedes viven plenamente esta misión. El amor es importante en un mundo destrozado, Jesús nos llama a encarnar su amor porque el amor de Dios puede transformar al mundo.
El grito grande de la humanidad no es la guerra, la hambruna, etc., es la falta de amor. En todas partes, todo el mundo necesita de amor, que sea en la cárcel, en las residencias de personas ancianas, etc. Allá está la fuerza de los equipos de los Voluntarios de Dios porque el amor es lo que reina. Solo es más difícil pero cuando nos juntamos, todo llega a ser extraordinario.
En toda situación, Dios nos llama a encarnar el amor del Padre y es lo que realizan los Voluntarios. Miremos atrás en nuestros recuerdos y acordémonos de cómo hemos encontrado el amor de Dios.
*«Yo vivía una situación difícil, implicado en diversas actividades, incapaz de decir no y muy cansado. Yendo al hospital para encontrar a un enfermo, me equivoqué de cuarto y me enfrenté a una familia de luto. Dios me había mandado en este cuarto para reconfortarlos…»
Dios necesita de nuestras manos, nuestros ojos…para realizar este bello proyecto de amor.
* «Un día, entrando en un centro comunitario, veo una estatua, una mujer teniendo elevado a su niño. Mi primera impresión fue que era María y Jesús. Pero esta estatua, de hecho, representaba a una madre cualquiera y a su hijo y entonces entendí que este niño era yo mismo. Que Dios me levantaba gracias a mi bautismo y me decía : Tú eres mi hijo bienamado y yo te amo, tú eres mi niño».
Dios nos toma en nuestra pequeñez y nos eleva con los príncipes, nos entrega nuestra dignidad.
El amor es el corazón de nuestra misión. Hay que tomar conciencia de que Dios nos ama y debemos confiar en Él porque los Voluntarios han dicho «SÍ» a Dios y ÉL está en todos los gestos de ternura y amor. ÉL trae el amor a nuestro diario. El corazón de nuestra espiritualidad es los cinco actitudes de vida.
Los jóvenes de hoy con sus tatuajes, su cabello de todos colores nos dice «¡Oye, estoy aquí…! » Las personas ancianas se aburren, necesitan saber que alguien piensa en ellas.
Por eso, podemos ser misioneros en todas partes. Dios nos lleva donde hay necesidad. A veces no pensamos estar a la altura, pero Dios sabe lo que podemos hacer, ÉL conoce nuestras capacidades, nuestras cualidades…nos envía con lo que tenemos.
El reino de Dios es el reino del amor. Cada vez que hago un gesto de amor, hago crecer al reino. Nuestros pequeños gestos tienen un poder extraordinario.
El Padre Parent nos enseñó a evitar la crítica y no aplastar los dones de los otros. La crítica mata la vida, impide desarrollarse y realizarse. La ausencia de queja significa que Dios está aquí, con nosotros y que debemos ver lo positivo en los acontecimientos porque Dios está actuando en cada uno de nosotros.
* «Soy capellán en una cárcel y me doy cuenta que yo también habría podido encontrarme allí si no hubiera conocido el amor en mi vida».
La cárcel es un medio de grandes sufrimientos pero ellos son hijos de Dios. Nos gritan que necesitan mucho amor. El camino del amor es un camino de crecimiento.
El sufrimiento más grande puede cambiarse en camino de Vida, de Resurrección. Ciertas situaciones no son fáciles, pero somos llamados a crecer, a volvernos transparentes del amor de Dios.
Si aceptamos el sufrimiento, veremos producirse otros milagros. Acogiendo la realidad de lo que pasa, permitimos a Dios hacer su trabajo.
En la Eucaristía, nos recordamos la presencia de Dios. Podemos encontrar a Dios en los demás puesto que Dios está obrando allí, Él quiere que tomemos el camino del amor.
Rev. Gérald Michaud, I.V.D. (Instituto Voluntas Dei)
(Extracto de la conferencia dada en el encuentro de los Voluntarios de Dios en la Basílica)