Doy gracias al Señor por haber inspirado a nuestro querido Padre Louis-Marie Parent, o.m.i., fundador del Instituto Las Oblatas Misioneras de María Inmaculada. Él nos trazó un camino muy concreto de vida cristiana y consagrada.
La atención a las personas, a la manera de Cristo, abre la puerta a una vida de caridad.
Con un equipo, acogíamos niños de migrantes, (la crisis sanitaria puso fin a esa acogida). Pero antes, eso me había permitido conocer a sus padres. Así pues, en una manifestación de R .S .F., una madre de tres hijos se atrevió a decirme: «Tengo una vivienda pero no tengo nevera ni lavadora. ¿Podría usted ayudarme a encontrarlas?»
Su pregunta me provocó y me llevó a diversos contactos para responder a sus necesidades. Esta familia se volvió mi preocupación particular, haciéndome disponible para tal o más cual servicio y juntándonos con otras personas. La madre, muy agradecida, sabe que ella puede tocar a mi puerta. Entre muchos, siempre lograremos ayudarla. Esta familia sabe también compartir momentos amistosos y procurar felicidad a otros.
La crisis sanitaria y el confinamiento que nos mantienen en casa me hicieron más atenta a mis vecinos con pequeños gestos que crean un ambiente fraternal. El espíritu de caridad no se inventa, lo recibimos de Él que es Amor total y solo pide difundirse. Tomo esta frase de Catalina de Siena: «Hazte capacidad, yo me volveré torrente».
¡Señor danos la gracia de dejarnos habitar con tu Amor! Entonces brotará como una cascada y nos dará, en prima, la alegría de compartir.
Marie M.
Jueves, 21 Enero 2021 22:35
El espíritu de caridad no se inventa, lo recibimos de...
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