Reflexión de Bonnie Kirk después de una discusión en equipo.
La discusión empezó después de haber visionado por Internet un video del Hermano Casey Cole
(Georgie, USA) quien preguntaba «¿Por qué ciertas congregaciones no reclutan nuevos miembros? ¿Qué hay que cambiar? En el proceso de modernización para reunir más al mundo, ciertas comunidades religiosas han perdido su radicalidad, dice el Hermano, y al mismo tiempo han perdido el interés los jóvenes que son atraídos por un don radical de sí. Las comunidades que se desarrollan son radicales: tienen signos visibles que las distinguen del mundo como el hábito y una vida intensa de oración.
La pregunta que tuvimos en el equipo fue, dada su naturaleza, ¿es radical la consagración secular?
«Sí, dice Bonnie, nuestra consagración secular es radical, somos llamadas a abarcar los valores del Evangelio como la raíz y el fundamento de nuestra vida; un compromiso que está concretizado con nuestra espiritualidad evangélica y fortalecido con nuestros votos.
Enraizadas en la sociedad, a veces de una manera anónima, no somos llamadas a estar visibles por ciertas condiciones tales como un signo distintivo, la vida de oración comunitaria y un ministerio específico.
Tenemos un carisma y una misión fuertes que se manifestan desde nuestro lugar en el mundo, por el mundo y con el mundo. Somos laicos con empleos regulares y en situaciones diversas de vida. Tenemos semejanzas con las congregaciones religiosas, pero somos diferentes.
El juicio del Hermano Cole sobre algunas comunidades religiosas tradicionales lleva la manera de cómo han diluido la descripción de quienes son. Así, según el Hermano, han abrazado el estilo de vida de laicos sin hábito, vida comunitaria o ministerios distintos.
Pienso que también nos interpela en nuestra propia búsqueda de relevo vocacional. En nuestros contactos, a menudo perdemos la ocasión de compartir nuestra espiritualidad. Debemos ser abiertas y vulnerables frente a nuestra vida oblata - un estilo de vida con todos los derechos y responsabilidades inherentes a la consagración laica ; una vida rica y bendita pero que a veces, con sus propios desafíos particulares es, sin embargo, difícil de vivir. »
Bonnie K.