Hola a todos y todas,

Es un placer para mí compartir con ustedes lo que conforma mi vida ahora, lo que me nutre y donde encuentro la felicidad.
Desde hace un año vivo en una Residencia para tercera edad, « Les terrasses de la Fonderie Drummondville».
Es como mi pueblecito ya que somos 435 personas. Hay mucha animación, pequeñas atenciones para cada persona, a pesar de ser muchos: en nuestra fiesta, una tarjeta de felicitación en nuestra puerta, un encuentro animado para los cumpleañeros, buenos deseos de parte de los diferentes comités, etc... Hay un hermoso espíritu fraterno y familiar muy presente.

También tengo el placer de participar como voluntaria en el comité de liturgia, en la Misa de la semana y en otras hermosas animaciones. Formo parte de un equipo de bolos, un equipo de scrabble y otro de cartas.

Cada 15 días, los Domingos toco el acordeón acompañada por un guitarrista, una pianista y ocasionalmente un violinista. Hemos llamado a nuestro grupo: Los Trovadores Felices. Siempre hago un poco de animación cuando toco el acordeón. Así que el día de Año Nuevo, al desearles un Feliz Año Nuevo, compartí con ellos lo que había leído por la mañana y que me parecía muy bonito: "Convirtámonos en una palabra de bendición para los demás", fue muy apreciado. Hay muchas personas solas, pero también parejas que no tienen visitas que aman esta música de su tiempo. Asisten entre 50 y 60 personas.

Su aprecio me da energía para aprender nuevas melodías. Es bueno para mis neuronas y tengo la alegría de compartir con ellos este talento que el Señor ha depositado en mí.
Hago mi deber de aprender los nombres, de siempre saludar con una sonrisa y trato de tener una mirada amorosa sobre cada uno, cada una.

Me gusta el lugar, mi salud es muy buena, no tengo dolor, excepto que el cáncer está evolucionando, pero en silencio...
Por supuesto, estoy aprendiendo a reservar tiempo para mí, es importante.
Esta es mi nueva vida en Residencia para tercera edad: lo aprecio mucho.

Paulette C.