De todo corazón doy gracias a Dios por haberme dado una vocación en el Instituto de las OMMI. Gracias a ellas, tuve el privilegio de ser mujer consagrada en el mundo que amo. Estar unida en el amor con Dios-Trinidad a través de una vida consagrada, participar plenamente al mundo secular gracias a un trabajo útil por el cual brindo servicios, aprovechando las artes y las ciencias y ser un miembro activo en la sociedad, son dones privilegiados y estimulados en el Instituto.
El Instituto me ha dado compañeras para sostenernos mutuamente a lo largo de este viaje espiritual y misionero como oblatas. Dar a conocer el Señor a través de mi servicio y mis relaciones con la gente que encuentro me estimula. Las Oblatas Misioneras de María Inmaculada, con sus dobles características de la consagración y la vida secular, me permiten tener una vida útil y muy llena.
Agradezco al Padre Louis-Marie Parent o.m.i. por habernos dado un instituto secular con esta espiritualidad sencilla pero muy profunda, así como a todas las oblatas que han seguido a través de sus vidas legándonos a las OMMI que existen ya desde hace70 años. Mi corazón está lleno de alegría y gratitud por ser oblata misionera de María Inmaculada.
Anita P.