El rol del Instituto en mi vida fue darme la oportunidad de consagrar mi vida al Señor, quedándome en mi condición de laica en el corazón del mundo y vivir una extraordinaria espiritualidad.
La sencillez y la profundidad de los cinco puntos de nuestra mística transformaron y transforman todavía mi cotidiano. Esta mística me pone en presencia de mi Bien-Amado, me hace buscar el positivo en las personas encontradas así que en cada acontecimiento de mi día.
Estando de servicio y con Él tratando de derramar Su Paz, me doy cuenta de que mi vida en el Instituto siempre me ayudará a testimoniar un amor incondicional a cada uno y cada una en mi camino: en mi medio ambiente y más allá…
Gracias al Padre Louis-Marie Parent, o.m.i. quien fundó esta joya para nuestro tiempo.
Lucile Authier