El 8 de septiembre 2020, en el Pequeño Santuario de Nuestra Señora del Cabo, en presencia de Oblatas, miembros de mi familia, mis amigos y los Hermanos Carmelitas (el celebrante y el animador de cantos) hice mis primeros votos con mucha emoción y alegría.
Gertrude, mi responsable de formación y Marie, responsable regional, me acompañaron de bella manera hacia esta etapa memorable de mi evolución como miembro del Instituto. Fueron muy implicadas en el buen desarrollo de este acontecimiento y se lo agradezco. ¡Que bella fraternidad!
Con mucha emoción, me encontré con mis compañeras oblatas, mi familia y amigos. En el momento de mis primeros votos, el Pequeño Santuario, llegó a ser lugar de reunión de personas que me son muy queridas, pero también de aquellas presentes en cielo. El Padre Parent, o.m.i, fundador del Instituto, estaba presente espiritualmente y de una manera simbólica con un cáliz en el altar que le perteneció y que forma parte de los objetos del museo del Santuario. Gracias a Martin Yelle, director de la misión del Santuario.
Mi alegría fue profunda cuando Denise Desrochers, presidenta del Instituto, se me acercó y me invitó a pronunciar mis primeros votos. Es difícil poner en palabras una tal experiencia de interioridad. Resumo diciendo que viví como una «chispa de eternidad»: los sentimientos y las emociones tenían un gusto interior que me lleva a creer que he vivido esto como una marca indeleble en mi corazón. Otro momento importante de la celebración fue cuando las compañeras de mi equipo renovaron sus votos.
La ceremonia se concluyó con una comida fraterna donde la alegría era presente con las oblatas, la familia, los amigos y el Hermano Ange Marie, o.c.d, celebrante. Los regalos recibidos podrían, ellos solos, ser objeto de un artículo completo, tanta la simbólica era grande por esta etapa de mi vida de oblata.
Después de esta jornada del 8 de septiembre, en la fiesta de la Natividad de la Virgen María, me siento llena de gratitud por esta bella gracia recibida y con la cual, mis compañeras oblatas son cómplices y misioneras conmigo. Agradezco a todas las personas presentes en este momento de eternidad.
Diane B.
Región América del Norte Este