Después de muchos años de vida en el Instituto, debemos siempre hacer esfuerzos para adoptar la mentalidad de Cristo y un punto que trato de mejorar cada día es la ausencia de crítica destructiva.
Ante todo, me alimento cada día de la Palabra de Dios, miro a Jesús y trato de imitarlo respetando los demás en sus diferencias, buscando descubrir las cualidades y los buenos gestos de las personas, sobre todo de aquellas que me gustaría criticar. Cuando una conversación parece orientarse hacia la crítica, trato cambiar el tema o si es muy difícil, guardo silencio, lo que expresa mi desacuerdo.
Como lo hemos aprendido del Padre Parent, la crítica en un veneno que destruye la paz, quita la sonrisa y la alegría. Con la ayuda del Espíritu Santo y de María, busco volverme un ser misericordioso y abrir mi corazón a todas las personas aunque no sea fácil.
Un texto de Sócrates nos invita a pasar lo que queremos decir por tres coladores antes de hablar : - Lo que quiero decir acerca de alguien, ¿es la verdad ? ¿Es bueno que lo diga? ¿Es útil que lo diga? Creo que este consejo está lleno de sabiduría y trato de ponerlo en práctica en la medida de lo posible.
Bibiane St-H.