Instrumento de paz - Sri Lanka
« Donde hay Amor habrá Paz».
Si nos fijamos en el mundo que nos rodea, en todas las áreas, los temas principales de discusión son sobre
la "GUERRA" ¿Por qué? ¿Con quién? ¿Cómo? ¿Para qué? Lo mismo ocurre con la "PAZ".
Mi deber es llevar todas estas malas situaciones a mis oraciones. Mi responsabilidad es dar amor y paz donde quiera que esté evolucionando como ser humano y como cristiano.
Cristo mismo es el dispensador de amor y de paz. Nosotros, sus discípulos, debemos también ser dispensadores de amor y de paz, por la vía sencilla de nuestro testimonio y de nuestra vida caritativa. Cuando somos fieles a nuestro trabajo diario, eso trae paz entre nosotros. Si no somos puntuales y sinceros en nuestros puestos de trabajo, eso molestará a los demás, provocando situaciones infelices; en lugar de hacer la paz, la destruimos. Por lo tanto, debemos ser positivos en nuestra vida. Estos
pequeños gestos pueden dar gloria a Dios, dar paz y felicidada nuestros hermanos y a mí mismo.
Intentemos ir de LO BUENO A LO MEJOR y finalmente A LO MUCHO MEJOR.
Reeta Gunanayagam
Oblata de Sri Lanka
"La paz sea con vosotros ...." Jn: 20,19 - Vietnam
Todos los cristianos y las personas de buena voluntad están llamados a comprometerse cada día, a construir la paz y a vivir la paz en su entorno.
Todos anhelamos la paz, la paz en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestros barrios...
El pacificador es alguien que hace que todo esté centrado en Dios. Es como una abeja que produce miel silenciosamente en la colmena sin que nadie lo sepa.
Es la imagen de un corazón humilde, que no busca ser alabado en el mundo, con tal de que Dios lo sepa, es suficiente.
Cuando trabajamos en la comunidad, hay momentos en que estamos cansados, sin una palabra de alabanza, a veces incomprendidos, bajo presión, nos decimos a nosotros mismos: Dios lo sabe todo, sabe lo que hacemos, por lo que tenemos que pasar, lo que pensamos, lo que sacrificamos... pero cuando trabajamos, hagámoslo de todo corazón como si trabajáramos para Dios, porque ésa es la pauta para ser hijos de Dios. Sólo podemos agradar a Dios cuando vivimos para amar a Dios y amar a nuestros hermanos y podemos ser mensajeros de paz, para que nuestras vidas y las de los que nos rodean sean pacíficas.
Señor, dame tu paz. Úsame para que, dondequiera que esté, pueda difundir tu paz a todos los que encuentre.
Doan Thi Ngoc Diêp, Oblata de Vietnam
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El rostro universal del instituto (1)